“No me mates delante de mis hijos”, fue la súplica que le hizo Ani Mojica Ramírez a Johan Antonio Rodríguez Contreras, alias el “Americano”, antes de que éste la ultimara a puñaladas en la residencia en que ambos residían con los niños. Este es el último reporte de feminicidio ocurrido en el país, el cual tuvo lugar en la comunidad Altos de Chavón, de Boca Chica, a las 10:00 de la noche del domingo, cuando el presunto asesino de Ani llegó borracho a la casa y, de acuerdo a las versiones, minutos después de su llegada, los dos tuvieron una acalorada discusión de la que la joven no pudo salir con vida.
Según cuentan los familiares de la occisa, Rodríguez Contreras tomó dos cuchillos durante el altercado y pese a que la dama le suplicó varias veces que no lo hiciera y menos delante de sus tres niños de 12, 9 y 7 años (hijos de otro hombre), aun así cometió el crimen.
Una familia desgarrada
“Ay, no pudo defenderse donde él le dio, (…) abusador. Ay, ella le dijo que no iba a vivir con él, me dijo su hijo. Él se fue y vino borracho, y ella cogió para la cocina y ahí en la cocina le dio dos puñaladas con dos cuchillos; ella no pudo defenderse porque eso era muy estrecho”, contaba con llanto desgarrador Juana Rubio Mojica, tía de la víctima.
Luego de cometer el hecho, el victimario emprendió la huida, pero durante el transcurso del día de ayer el joven fue entregado a las autoridades de San Francisco de Macorís por un hermano. Al ser abordado, confesó haberla matado, aunque negó que fuera intencional. “Ella me estaba echando agua en la cama y yo en una ya no aguantaba tanta agua y cogí para la cocina atrás de ella (…) yo pensé que ella estaba cortada en los brazos, pero yo no me di cuenta que ella tenía algo en el pecho, cuando cayó me di cuenta que la había matado”, dijo. Con ella, suman 92 los feminicidios del año.
El matador la celaba y discutían con frecuencia
Ani Mojica Ramírez tenía 26 años y el próximo 15 de diciembre cumpliría los 27, mientras que Johan Antonio Rodríguez Contreras, tenía más de 30 años. La pareja llevaba sólo cuatro meses de convivencia, pero según narró Alejandra Henríquez, sobrina de la muerta y quien vivió un mes con ellos, el presunto asesino constantemente la celaba y las discusiones eran casi diarias.
