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Acroarte reconocerá a Tatico Henríquez.


Hace unos años, al recibir una estatuilla de los premios Casandra, el fino acordeonista nagüero Krency García, El Prodigio, el viejo Prodi como le decimos en casa familiarmente, le pidió a Acroarte que se recordara de Tatico. Esa solicitud no fue atendida. Mi hermana Elba, como esposa que fue de Tatico Henríquez, se dirigió a directivas anteriores, solicitándoles que a ese artista se le hiciera el merecido homenaje. Aunque la cortesía más elemental lo mandaba, a la remitente de la carta ni siquiera un acuse de recibo le llegó. A pesar del empeño que pusieron en eso amigos y admiradores de Tatico, como los cronistas Miguel Rivera, Aléxis Beltré y el maestro Aridio Castillo. Ahora, bajo la presidencia de Emelin Baldera, la familia no tuvo que pedirlo.

La vieja deuda va a ser saldada y hay que felicitar a la directiva actual de la Asociación de Cronistas de Arte –Acroarte-, por la sensibilidad y el sentido de justicia que demuestra al incluir a un merenguero típico entre las personalidades que en un acto especial van a ser reconocidas. Esto significa mucho. Es un tributo merecido a Domingo García Henríquez –Tatico-, a la fuerza arrolladora de su música, al sonido inconfundible de su acordeón, a la potencia y el encanto de su voz, a la inteligencia de uno de los acordeonistas con más sabor a pueblo, al que junto al maestro Bartolo Alvarado y muchos otros de su generación, rescató, hizo evolucionar y le dio nueva vida al merengue típico que, por allá por los años en que ellos surgieron, parecía morir de parálisis, de abandono y melancolía.

Es un reconocimiento a nuestro folclor, nuestra cultura, nuestra identidad nacional y nuestro pueblo. Ese pueblo del cual nació Tatico para representarlo en el campo musical como pocos han logrado hacerlo. Me tomo la licencia de hablar a nombre de la familia, de los “viejetes” que siguieron a Tatico y lo mantienen en sus recuerdos, de los que han contribuido a mantener vivo el legado del Monarca, de los músicos que tocan los merengues que él popularizó, del público que disfruta esa música inevitable en todas las fiestas típicas porque, si por alguna causa algún acordeonista no la toca, ese público se encarga de exigirla.

A nombre de todos ellos y del merengue mismo doy las gracias y sinceramente felicito a la Acroarte.